Felix ya cumplió 65 años en diciembre pasado. Siempre estuvo ligado a las pesas. Profesor de Educación Física y con un magister en La Habana, Cuba. Amigo entrañable, pensador libre y político leal, sincero y probo. Tambien ateo. Sí, ateo. Pero uno de mis mejores amigos.
Por lo último cualquiera diría qué hace un católico confeso como yo con un ateo acérrimo y tajante. Pues mi amistad no se encierra en mis crencias ni se trastoca por diferencias culturales ni de credo. Mis amigos son libres y los respeto tal cual.
Hace unos tres años él se operó por primera vez la vista. Diagnóstico: cataratas. Operación fallida. Lo dejó peor que cuando no se intervino.
Hace año y medio, segunda operación. Diagnóstico: cataratas, hipermetropía y borrocidad del lente ocular. Fallida otra vez.
Hace dos semanas se volvió a operar. Ahora ya no ve nada con el ojo derecho.
Es increíble como ante la adversidad el hombre cambia sus creencias en busca de una solución a sus problemas. Felix en innumerables veces me dijo que "mi Dios era una mier..., que si fuera Dios realmente nada malo existiría". Yo trataba de explicarle que no era tan sencillo como hacer que Dios supliera todos nuestros requerimientos y caprichos. Que Él nos hacía libres y por eso muchos usaban esa libertad para hacer el mal. Y el mal no era de Dios. Pero Felix se reía de mis objeciones a su punto de vista.
Ahora oro por él... porque él me a pedido que lo haga. Quiere que lo lleve a mi parroquia y me dice que lamenta las veces en que despotricó contra Dios.
Le decía que Cristo nos ama siempre y si de corazón lo acoge, Él lo va a ayudar. Le dije que espere un milagro a su mal. La única promesa que le he hecho es que de seguro su espíritu se sentirá reconfortado, libre y tranquilo.
Eso causa Dios en nosotros.
COMENZÓ EL POGEOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Y salió Maiden, el grito fue ensordecedor, aún lo tengo en mi oído, Maiden Maiden, ehhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. Alucinante, primero intro de Churchill y su arenga a los soldados y pueblo inglés en la segunda guerra. Luego Aces High, una barbaridad de guitarras y baterías ultra sincronizadas y bestiales.
El asunto siguió con Wrantchild, el estallido era increíble. Ya con cámara en mano y la filmadora que mi pata ya rodaba-ni que se entere que la tenía en las bol....- fuimos perennizando la historia musical en Perú. Cantos, gritos, estribillos recitados y cantados al unísono por el repetable, algunos no tanto, pero apenas comenzaba la andanada de misiles musicales.
2 minutes to midnight, Children of the Damned, Phantom of the Opera, siguieron extaciando a las más de 36 mil almas que colmaron el Nacional. Tíos, jóvenes, hijos y padres, todos abrazándose y aullando al ritmo de las guitarras de la Doncella. Empezamos con la carga de autofotos, una ahí, una allá, filmar las graderías para registrar nuestra presencia y corroborrar que eramos parte del show.
Y llegó. La eponimia del rock, el tema que nunca falta en sus conciertos, el himno del metal: TROPPER. La tropa, la vanguardia, el ejército Maiden. La canción que es la canción del metal. Lo que se vivió en el momento que estalló el primer acorde no se puede contar, hay que vivirlo. Es indescriptible. Fue como si una bomba estallara en medio de todo, que nos hubieramos sacado el premio mayor y gritarlo desde el fondo para que todos escuchen. Nuestras almas no daban más, era simplemente extraordinario. Pogeo, pogeo y más pogeo, saltos sin parar, parecía que se caía el coloso. Pero sobrevivió.
Seis temas le siguieron al explosivo Tropper. Wasted Years, Rime of the Ancient Mariner, Power slave, Run To The Hills, Fear of the Dark y Hallowed Be Thy Name. Y EDDIE aparece. Otro momento que fulmina al cerebro más centrado y el espíritu más ecuánime. EDDIE encendió la pasión de los asistentes.
EDDIE ciborg, disparando rock, luces, agresión pero que la final se la corriooooooooooooooooooó, que tal pendenciero. Fue de película. Un tío se caía a mi lado lleno de alcohol. Otro intentaba salir del pogo sin éxito y le venían mil encima, pobre flaco, quedó hecho una torreja. Felizmente vivió, aunque debe estar buscando su billetera y parte de su pelo. AUCHHHHHHHHH.
Se acercaba el final. Sabíamos que no sería eterno, que sólo duraría cerca de dos horas. En realidad si tocara tres o cuatro horas no terminaría por satisfacer a todos, pues catorce discos no se pueden resumirse en tan poco tiempo.
Iron Maiden, Number of the Beast, The Evil That Men Do y Sanctuary cerraron la noche. Mis patas y yo vislumbrábamos en los rostros el sinsabor del final del concierto: "ta mareeeeeeee, tan poco", "mi plata caraj........", "vuelvan o los secuestramos", "Maiden si te vas me mato", "quiero a mi mamá". Todos gritaban para desquitar su furia y tristeza de ver que todo culminaba. A la salida un frugos, remate de polos importados, de gamarra, cerveza, un tío discapacitado que tocaba flauta con temas de Maiden. Alucinanteeeeeee (en el Perú lo que sobra es ingenio caracho).
Vimos otros patitas que no los manyamos en el concert pero que también disfrutaron desde afuera. Ya con la hora y tanta gente, a buscar combi, que estaban abusados con los pasajes, aprovechados de miércoles.
La promesa fue que volverían, Ojalá sea así. Allí estaremos nuevamente, gritando, pogeando saltando, paleteando, lo que sea mejor, pero allí. Esperemos que sea pronto,pues aún tengo la bronca de que ya terminó. Maiden por siempre.
El asunto siguió con Wrantchild, el estallido era increíble. Ya con cámara en mano y la filmadora que mi pata ya rodaba-ni que se entere que la tenía en las bol....- fuimos perennizando la historia musical en Perú. Cantos, gritos, estribillos recitados y cantados al unísono por el repetable, algunos no tanto, pero apenas comenzaba la andanada de misiles musicales.
2 minutes to midnight, Children of the Damned, Phantom of the Opera, siguieron extaciando a las más de 36 mil almas que colmaron el Nacional. Tíos, jóvenes, hijos y padres, todos abrazándose y aullando al ritmo de las guitarras de la Doncella. Empezamos con la carga de autofotos, una ahí, una allá, filmar las graderías para registrar nuestra presencia y corroborrar que eramos parte del show.
Y llegó. La eponimia del rock, el tema que nunca falta en sus conciertos, el himno del metal: TROPPER. La tropa, la vanguardia, el ejército Maiden. La canción que es la canción del metal. Lo que se vivió en el momento que estalló el primer acorde no se puede contar, hay que vivirlo. Es indescriptible. Fue como si una bomba estallara en medio de todo, que nos hubieramos sacado el premio mayor y gritarlo desde el fondo para que todos escuchen. Nuestras almas no daban más, era simplemente extraordinario. Pogeo, pogeo y más pogeo, saltos sin parar, parecía que se caía el coloso. Pero sobrevivió.
Seis temas le siguieron al explosivo Tropper. Wasted Years, Rime of the Ancient Mariner, Power slave, Run To The Hills, Fear of the Dark y Hallowed Be Thy Name. Y EDDIE aparece. Otro momento que fulmina al cerebro más centrado y el espíritu más ecuánime. EDDIE encendió la pasión de los asistentes.
EDDIE ciborg, disparando rock, luces, agresión pero que la final se la corriooooooooooooooooooó, que tal pendenciero. Fue de película. Un tío se caía a mi lado lleno de alcohol. Otro intentaba salir del pogo sin éxito y le venían mil encima, pobre flaco, quedó hecho una torreja. Felizmente vivió, aunque debe estar buscando su billetera y parte de su pelo. AUCHHHHHHHHH.
Se acercaba el final. Sabíamos que no sería eterno, que sólo duraría cerca de dos horas. En realidad si tocara tres o cuatro horas no terminaría por satisfacer a todos, pues catorce discos no se pueden resumirse en tan poco tiempo.
Iron Maiden, Number of the Beast, The Evil That Men Do y Sanctuary cerraron la noche. Mis patas y yo vislumbrábamos en los rostros el sinsabor del final del concierto: "ta mareeeeeeee, tan poco", "mi plata caraj........", "vuelvan o los secuestramos", "Maiden si te vas me mato", "quiero a mi mamá". Todos gritaban para desquitar su furia y tristeza de ver que todo culminaba. A la salida un frugos, remate de polos importados, de gamarra, cerveza, un tío discapacitado que tocaba flauta con temas de Maiden. Alucinanteeeeeee (en el Perú lo que sobra es ingenio caracho).
Vimos otros patitas que no los manyamos en el concert pero que también disfrutaron desde afuera. Ya con la hora y tanta gente, a buscar combi, que estaban abusados con los pasajes, aprovechados de miércoles.
La promesa fue que volverían, Ojalá sea así. Allí estaremos nuevamente, gritando, pogeando saltando, paleteando, lo que sea mejor, pero allí. Esperemos que sea pronto,pues aún tengo la bronca de que ya terminó. Maiden por siempre.
LA DONCELLA QUE REMECIÓ MI VIDA
La primera vez que la escuché tenía entre 12 y 13 años. La atracción fue instantánea. Luego la vería en ocasiones cerca, otras de más lejos. Pero no fue hasta el mes pasado, el 26 de marzo para ser precisos, que la tuve frente a mí. Verla, escucharla, sentirla en mi ser, restregándome el alma, despertando mi yo más interno y salvaje. Eso hizo ese día.
Maiden ha sido una obsesión liberada y saneada. Si no hubiera ido al concierto estaría, de seguro, reprimiéndo instintos, bajando las pulsaciones de mi corazón, o quizá lo contrario. Pero la vi, por fin.
La entrada ya la tenía, cortesía de un concurso, sino hubiera tenido que robar, en el peor de los casos, o rogar, en el mejor de ellos, a los incondicionales para un préstamo cultural. La música es cultura pues, o no?, pero el hecho es que a Iron Maiden los veía sí o sí.
Mes tras mes mi cuerpo y alma se preparó para la cita. Pasé escuchándola día adía, grabando avances de conciertos en otros países (gracias youtube), hablando en foros sobre los pro y contras -como si tuviera alguno- del estilo, letras, escenografía, sonido, fuerza de la Doncella de Hierro. Eso era cada día, sin chistar.
Mis amigos aliados en la batalla musical me decían: "si no vas te quemamos", "estarías loco si te quedas", "eres un asno", "pisado de mi...", "misio", o lo peor que le pueden decir a un headbanger seguidor: "POSERO, ARRUGADOR, NO VAS PORQUE ERES FINTOSO. ANDA ESCUCHA A BRITNEY SPEARS NOMÁS".
Pero no es mi caso. Fui a ver a Sepultura, a Sarcófago, hasta a Massacre, y ¿no iba a ver a Maiden? Ni de a balas. Y el día llegó. No sentía felicidad, sentía integridad, estaba completo, mi ser terminaba por culminarse, era un todo. Eso hizo en mí.
"Me voy amorcito, ya mamá, no voy a ver a otras chicas-como si pudiera saber si sólo las vi- no me esperes que no sé qué pasará luego, es Maiden recuerdas". Así empezaba mi recorrido al coloso de José Díaz, el reciento que arroparía a la banda de metal más poderosa de la historia. Horas antes ya estaba saliendo y mis patas de toda la vida, mis amigos más entrañables estarían también, aunque hubo bajas lamentables .
Cámara en mano-bueno dentro de espacios íntimos que no puedo mencionar-lentes, filmadora-ya alucinen donde la metí- llegue al recinto, hartoooooooooo headbangers zampados, venta indiscriminada de polos, vinchas, posters, chelas, agua, condones, hamburguesas y ceviche. Sí, ceviche a las ocho de la noche (me imagino a los que comietron a esa hora, de seguro eran los que hacían cola para los baños dentro del estadio, olíaaaaaaaaaaaaaa).
Pasé los controles, y de verdad los que cuidan estaban tan flacos, se piensa que son agarradazos los bulldpogs, pero yo era Hulk al costado de varios de estos tipos. Pasé, ingresé y... no lo creía. La masa de gente era extrema, gigante. Nunca me lo imaginé tan bestial y grande. El asunto estaba en ubicar a los compañeros, tarea que me demandó veinte minutos y seis soles cincuenta de mi celular. PARA LA PRÓXIMA LLEVAN SU LETRERO PEEEEEEEEE.
El concierto estaba por iniciar, abrazos de reencuentro, people que no veía meses y hasta años, pelucones, tíos con sus hijos, flacas diez puntos, flacos cero puntos (puro hueso), estadio a reventar y las cámaras, con cierto olor, a rodar. Ya era hora. Iron Maiden iba a salir, y eso se los cuento luego.
Maiden ha sido una obsesión liberada y saneada. Si no hubiera ido al concierto estaría, de seguro, reprimiéndo instintos, bajando las pulsaciones de mi corazón, o quizá lo contrario. Pero la vi, por fin.
La entrada ya la tenía, cortesía de un concurso, sino hubiera tenido que robar, en el peor de los casos, o rogar, en el mejor de ellos, a los incondicionales para un préstamo cultural. La música es cultura pues, o no?, pero el hecho es que a Iron Maiden los veía sí o sí.
Mes tras mes mi cuerpo y alma se preparó para la cita. Pasé escuchándola día adía, grabando avances de conciertos en otros países (gracias youtube), hablando en foros sobre los pro y contras -como si tuviera alguno- del estilo, letras, escenografía, sonido, fuerza de la Doncella de Hierro. Eso era cada día, sin chistar.
Mis amigos aliados en la batalla musical me decían: "si no vas te quemamos", "estarías loco si te quedas", "eres un asno", "pisado de mi...", "misio", o lo peor que le pueden decir a un headbanger seguidor: "POSERO, ARRUGADOR, NO VAS PORQUE ERES FINTOSO. ANDA ESCUCHA A BRITNEY SPEARS NOMÁS".
Pero no es mi caso. Fui a ver a Sepultura, a Sarcófago, hasta a Massacre, y ¿no iba a ver a Maiden? Ni de a balas. Y el día llegó. No sentía felicidad, sentía integridad, estaba completo, mi ser terminaba por culminarse, era un todo. Eso hizo en mí.
"Me voy amorcito, ya mamá, no voy a ver a otras chicas-como si pudiera saber si sólo las vi- no me esperes que no sé qué pasará luego, es Maiden recuerdas". Así empezaba mi recorrido al coloso de José Díaz, el reciento que arroparía a la banda de metal más poderosa de la historia. Horas antes ya estaba saliendo y mis patas de toda la vida, mis amigos más entrañables estarían también, aunque hubo bajas lamentables .
Cámara en mano-bueno dentro de espacios íntimos que no puedo mencionar-lentes, filmadora-ya alucinen donde la metí- llegue al recinto, hartoooooooooo headbangers zampados, venta indiscriminada de polos, vinchas, posters, chelas, agua, condones, hamburguesas y ceviche. Sí, ceviche a las ocho de la noche (me imagino a los que comietron a esa hora, de seguro eran los que hacían cola para los baños dentro del estadio, olíaaaaaaaaaaaaaa).
Pasé los controles, y de verdad los que cuidan estaban tan flacos, se piensa que son agarradazos los bulldpogs, pero yo era Hulk al costado de varios de estos tipos. Pasé, ingresé y... no lo creía. La masa de gente era extrema, gigante. Nunca me lo imaginé tan bestial y grande. El asunto estaba en ubicar a los compañeros, tarea que me demandó veinte minutos y seis soles cincuenta de mi celular. PARA LA PRÓXIMA LLEVAN SU LETRERO PEEEEEEEEE.
El concierto estaba por iniciar, abrazos de reencuentro, people que no veía meses y hasta años, pelucones, tíos con sus hijos, flacas diez puntos, flacos cero puntos (puro hueso), estadio a reventar y las cámaras, con cierto olor, a rodar. Ya era hora. Iron Maiden iba a salir, y eso se los cuento luego.
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